Alcaldesa de Tulum, sin apoyo priísta a sus abusos.
Miércoles 30 de Mayo de 2012 hrs.
Todo lo que se ignora, se desprecia. Y si no, que se detengan a observar el penoso caso de la alcaldesa de Tulum, la priísta Edith Mendoza Pino. Su trayectoria, su paso y el que parece el fin de su vida política.
Un personaje, que gracias a las “negociaciones” y al engaño hacia sus propios protectores, logró escalar hasta la titularidad de la presidencia municipal del jovencísimo municipio de Tulum, un cargo que como todos hemos visto, le quedó ancho y grande. Y no por ser mujer, sino incapaz.
Hace algunos años atrás el nombre de Edith Mendoza Pino, circulaba en las calles de Playa del Carmen, como activista -“lideresa”-, de la campaña política del entonces candidato para gobernador Félix González Canto, a quien llamaba “mi amigo”.
Un amigo al que olvidó si miramientos luego de que este la catapultara para ocupar una regiduría durante la administración del ex presidente municipal de Solidaridad y actual diputado federal, Carlos Joaquín González, a quien hoy, pretenden endilgar injustamente, los errores de su mal gobierno. Hasta el, fue timado e ignorado.
Lo demás es de todos conocidos. Edith Mendoza Pino, se adhirió al grupo Joaquinista, muy oportunamente, olvidándose de quien la impulsó de primera mano. Y también de segunda. Vaya, se olvidó de todos y de todo. Hasta de que se vive una elección importarte e histórica en Quintana Roo y México
O, quizá se acordó que es priista y justamente por esto, y creyendo a lo que daba su entender, como en los viejos tiempos, que la militancia estatal y nacional, tendría que arroparla con todo y yerros para evitar hacerle daño a la máquina roja. Grosso error de doña Edith.
Justamente, por ser tiempos electorales, la dirigencia priista en el estado –a la cabeza con Roberto Borge- y en el mismo CEN tricolor -con Pedro Joaquín-, no podían dejar pasar por alto, la ingobernalidad, los abusos, los excesos y el despotismo de su mal gobierno y el reclamo del pueblo. Ignorarlo, sería tanto como avalarlo y renunciar a los cientos de votos que una comunidad priista volcaría hacia otros partidos, al sentirse herida y olvidada por ese partido y por quien ejerce el poder de estado.
Dejar que la justicia y la legalidad se accionen en contra de la aún alcaldesa de Tulum, seguramente ha sido el mejor ejemplo para señalar que el PRI viene reformado y mejorado. No hacerlo implicaba contradecir la llegada de un nuevo priísmo nacional. Sin embargo, el curso de su “juicio político”, de su licencia y de su posterior consecuencia a sus “debilidades”, escribirá en su justa dimensión, el final de esta historia.
Aducir a “cacerías de brujas” o a hostigamientos a grupos políticos opuestos a quien ejerce el poder, sería ridículo y obsceno. Las pruebas, los despilfarros, los abusos y la mala estrategia para manejar situaciones de gobierno, son pruebas palpables entre muchas otras, de la legalidad de cualquier acción que se ejerza en contra de Edith Mendoza Pino.
Por lo pronto, el Cabildo de Tulum no ha recibido una solicitud formal de licencia de parte de la aún alcaldesa, sin embargo, el juicio político seguirá su curso. Si en determinado momento se le otorga la mencionada licencia, esta tendría que pasar al Congreso, aunque no se nulificaría con esto el juicio político en curso. Por lo que, cualquier salida para Mendoza Pino será, el tener que enfrentar su debacle.
Ya hemos visto caer en los últimos tiempos, a gobiernos de diversos partidos políticos. La impunidad se vive pero no se ignora. Podría ser un llamado de atención a muchos gobiernos y políticos, que falsamente piensan que el fuero constitucional, los convierte en inmunes y de esos hay muchos. Los abusos, son minas sordas que tarde o temprano estallan.
Un personaje, que gracias a las “negociaciones” y al engaño hacia sus propios protectores, logró escalar hasta la titularidad de la presidencia municipal del jovencísimo municipio de Tulum, un cargo que como todos hemos visto, le quedó ancho y grande. Y no por ser mujer, sino incapaz.
Hace algunos años atrás el nombre de Edith Mendoza Pino, circulaba en las calles de Playa del Carmen, como activista -“lideresa”-, de la campaña política del entonces candidato para gobernador Félix González Canto, a quien llamaba “mi amigo”.
Un amigo al que olvidó si miramientos luego de que este la catapultara para ocupar una regiduría durante la administración del ex presidente municipal de Solidaridad y actual diputado federal, Carlos Joaquín González, a quien hoy, pretenden endilgar injustamente, los errores de su mal gobierno. Hasta el, fue timado e ignorado.
Lo demás es de todos conocidos. Edith Mendoza Pino, se adhirió al grupo Joaquinista, muy oportunamente, olvidándose de quien la impulsó de primera mano. Y también de segunda. Vaya, se olvidó de todos y de todo. Hasta de que se vive una elección importarte e histórica en Quintana Roo y México
O, quizá se acordó que es priista y justamente por esto, y creyendo a lo que daba su entender, como en los viejos tiempos, que la militancia estatal y nacional, tendría que arroparla con todo y yerros para evitar hacerle daño a la máquina roja. Grosso error de doña Edith.
Justamente, por ser tiempos electorales, la dirigencia priista en el estado –a la cabeza con Roberto Borge- y en el mismo CEN tricolor -con Pedro Joaquín-, no podían dejar pasar por alto, la ingobernalidad, los abusos, los excesos y el despotismo de su mal gobierno y el reclamo del pueblo. Ignorarlo, sería tanto como avalarlo y renunciar a los cientos de votos que una comunidad priista volcaría hacia otros partidos, al sentirse herida y olvidada por ese partido y por quien ejerce el poder de estado.
Dejar que la justicia y la legalidad se accionen en contra de la aún alcaldesa de Tulum, seguramente ha sido el mejor ejemplo para señalar que el PRI viene reformado y mejorado. No hacerlo implicaba contradecir la llegada de un nuevo priísmo nacional. Sin embargo, el curso de su “juicio político”, de su licencia y de su posterior consecuencia a sus “debilidades”, escribirá en su justa dimensión, el final de esta historia.
Aducir a “cacerías de brujas” o a hostigamientos a grupos políticos opuestos a quien ejerce el poder, sería ridículo y obsceno. Las pruebas, los despilfarros, los abusos y la mala estrategia para manejar situaciones de gobierno, son pruebas palpables entre muchas otras, de la legalidad de cualquier acción que se ejerza en contra de Edith Mendoza Pino.
Por lo pronto, el Cabildo de Tulum no ha recibido una solicitud formal de licencia de parte de la aún alcaldesa, sin embargo, el juicio político seguirá su curso. Si en determinado momento se le otorga la mencionada licencia, esta tendría que pasar al Congreso, aunque no se nulificaría con esto el juicio político en curso. Por lo que, cualquier salida para Mendoza Pino será, el tener que enfrentar su debacle.
Ya hemos visto caer en los últimos tiempos, a gobiernos de diversos partidos políticos. La impunidad se vive pero no se ignora. Podría ser un llamado de atención a muchos gobiernos y políticos, que falsamente piensan que el fuero constitucional, los convierte en inmunes y de esos hay muchos. Los abusos, son minas sordas que tarde o temprano estallan.