¿Cuál es la herencia que nos deja Benedicto XVI?
Domingo 03 de Marzo de 2013 hrs.
“Que experimenten siempre la alegría de tener a Cristo como centro de su vida” Este último tuit de Benedicto XVI resume perfectamente su legado: recolocar a Cristo en su lugar: el centro de nuestras vidas. La primera frase de su primera encíclica fue “Dios es amor” y al comentarla inmediatamente nos lleva a la persona de Jesucristo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Tenía muy claro que el cristianismo no es una enseñanza, o unas verdades sobrenaturales ni un código moral. El cristianismo es un encuentro personal, una relación personal con Cristo vivo.

Cuando tuvimos la gracia de su visita pastoral a México, a todos nos sorprendió en su primer discurso en el aeropuerto de León el hecho de que no hizo ninguna pausa cuando le quisimos interrumpir con aplausos. Después me explicaron que no le gustaban los aplausos por una razón teológica, porque sólo Cristo debe ser aplaudido y aclamado.

Su gran ilusión cuando estaba llegando al momento de su retiro como cardenal era escribir una vida de Jesús. Cambiaron los planes y aceptó el ministerio petrino ya en edad de jubilación. Pero no cambió su ilusión y propósito de escribir una vida de Jesús. Y durante su mismo papado se dio tiempo para cumplir y realizar su ilusión de escribir esa vida de Jesús de Nazaret que traía en la mente y en el corazón. Realmente Cristo Jesús ocupaba el centro de su corazón y de su vida y su misión fue ponerlo en el centro de la vida de la Iglesia.

Se han elucubrado muchas y variadas conjeturas sobre las motivaciones y circunstancias de su renuncia al ministerio de Romano Pontífice, pero no cabe duda de que se retiro tranquilo y sereno con la certeza de la presencia fuerte y central de Cristo en su Iglesia. Los comunicadores tienen una visión falsa del fenómeno religioso al analizarlo con categorías políticas. Sólo se puede comprender con las categorías de la fe. En la fe, Benedicto XVI posee la certeza plena de la presencia de Cristo en su Iglesia. Lo dijo en su última audiencia general: “Y ocho años después puedo decir que el Señor realmente me ha guiado, ha estado cerca de mí, he podido percibir cotidianamente su presencia.” Por eso pudo decir en el día del anuncio de su renuncia: “Dejo la iglesia en las manos del Sumo Pastor”.

Y también les dijo en su despedida a los cardenales citando a Romano Guardini “La iglesia no es un institución elucubrada y construida calculadamente. Es una realidad viviente, ella vive a lo largo del curso del tiempo para evolucionar, como cada ser viviente, transformándose, y aún así en su naturaleza permanece siempre la misma, y su corazón es Cristo” Y terminó su última audiencia general diciendo: “Queridos amigos, Dios guía a su Iglesia, la sostiene siempre. También y sobre todo en los momentos difíciles. No perdamos nunca esta visión de fe, que es la única visión verdadera del camino de la Iglesia y del mundo. Que en nuestro corazón, en el corazón de cada uno de vosotros, esté siempre la gozosa certeza de que el Señor está a nuestro lado, no nos abandona, está cerca de nosotros y nos cubre con su santo amor”.