Da miedo enfermarse, pero más miedo da pagar para morirse. (AMERIMED)
Jueves 23 de Agosto de 2018 hrs.
Uno de los tantos servicios que adolecemos los mexicanos es la salud pública. La falta de servicios eficientes y suficientes para la numerosa población en el país es una realidad. Principiando con un IMSS quebrado y súper burocratizado. Un ISSSTE, retenido por los trabajadores sindicalistas y de sus propios intereses. Además de sus problemas internos administrativos, con embargos millonarios, al menos en Quintana Roo, ante las demandas por despidos injustificados, como en Chetumal, en donde esa delegación tendrá que pagar 3 millones de pesos por ese motivo. Seguros populares ficticios y hospitales generales insalubres.

Hace unos días, por cierto, visité a un familiar en un hospital público en la Ciudad de Chetumal. Quedé espantada e indignada. El paciente en cuestión, había ingresado para ser intervenido quirúrgicamente por la dolencia que tiene el “primo de un amigo”. Batas casi transparentes que delataban su fin y una peste de muerto fresco, fue la primera impresión. Necesidades fisiológicas, efectuadas en la clandestinidad de otra semi transparente cortina blanca, pero, con su presencia en el ambiente. Si para entrar se tiene que padecer las de Caín, para salir, no fue diferente. Su “check out”, fue intermitente, su cuenta inmediata. Porque, sí se paga. Es, según como se mire. Bajos costos para algunos, imposible para aquellos que ni un taco alcanzan a llevar a sus hogares. Casi ingreso hospitalizada -a otro, por supuesto-, ante los estragos de mi estomago y sentido del olfato. Y no entiendo, solo en términos poéticos, el porque de las elecciones y batallas por gobernar. Casi nadie tiene vocación al servicio público.

La vocación solo aparece a hora de administrar los centavos. Salvo muy contadas excepciones debe de ser. Es común,“tirarse la bolita”. Sin embargo, no es tan diferente en las clínicas privadas. Aparte de los altísimos cobros que piden por los servicios que prestan, la asistencia médica es tremendamente deficiente. La mayoría de los pacientes que recurren a estas clínicas privadas, realmente efectúan un enorme esfuerzo, ante la esperanza de resultados positivos. Es el caso del Hospital AMERIMED de Cancún.

Hace unas semanas, se dio un caso que evidencia, no solo la codicia de los galenos, en este caso particulares, y muy especialmente en ese centro hospitalario, ante el juego con la vida humana, ante la oportunidad de mayores ingresos y comisiones. El caso de una pequeña paciente, una bebé de apenas un año de edad que había padecido problemas respiratorios es el más cercano. En Cancún, sus padres, ya habían recorrido varios médicos “especialistas”. Su pediatra, había dado una cantidad de diagnósticos que no pegaban. El mismo, recomendó a los afligidos padres de llevar a la pequeña con un tal FRANCISCO GONZÁLEZ DURÁN DE LEÓN, internista del mismo Hospital Amerimed Consultorio, 108-1piso. El mencionado en cuestión, pediatra y recomendado, se dedicó a efectuarle exámenes de cualquier tipo. Ninguno dio con la “extraña” enfermedad. El punto culminante de la pérdida de paciencia del padre, fue la solicitud del galeno para efectuarle una punzada lumbar. Es decir, someter a la pequeña a una dolorosa punción en la vía lumbar, para extraerle líquido que diagnosticara la “terrible” enfermedad de la pequeña. Se tomó entonces una decisión. Llevar a la niña a otro pediatra en…Mérida. Dejaron el famoso y caro hospital, no sin antes, cobrarles hasta los estornudos de la pequeña en los dos días de peregrinación en esa clínica. En todo ese tiempo, hay que mencionarlo la enfermedad de la pequeña se había recrudecido. El asunto cambió, cuando, tan solo llegar a una conocida clínica en la capital yucateca, esta fue atendida por un prestigiado pediatra, el diagnóstico? Una bronconeumonía complicada por la cantidad de medicamentos inútiles que le habían recetado. Luego de una semana de permanecer internada, la pequeña, se encontraba en perfecto estado de salud. Los costos? Fue el fuerte deducible, pero, que si no hubieran tenido el seguro médico que por fortuna tiene, el costo total, habría sido imposible de cubrir. Ese mismo seguro que la insensibilidad de unos mercaderes de la vida y de la muerte en Cancún, trataron de incrementar en lo máximo para su beneficio, a costa de la vida de la pequeña.

Y,no se trata de hacer publicidad a los galenos de otra ciudad, no es el fin. El punto aquí, son las redes de corrupción médica que existen y que son extensas en Cancún. La mayoría (porque debe de haber excepciones), está confabulada. Recomendaciones dudosas. Y nuevamente, caemos en uno de los tantos problemas que carecemos los mexicanos: Centros de Salud dignos y hospitales privados éticos y justos en sus pagos. Quien o quienes regulan sus cobros? Y sus acciones? Y, nuevamente reflexionamos ante el grave problema que padecemos los millones de mexicanos que carecemos de servicios médicos públicos y además dignos. Pensar en ingresar a un privado, es vender de antemano el alma. Da miedo enfermarse, pero más miedo da pagar para morirse.  
Agosto 2011