El deporte, atenuante juvenil contra la delincuencia.
Martes 28 de Agosto de 2012 hrs.
El deporte es toda aquella actividad física que involucra una serie de reglas o normas a desempeñar dentro de un espacio o área determinada, y por lo general debe estar institucionalizado (federaciones, clubes), requiere competición con uno mismo o con los demás. Al menos eso nos dicen en el diccionario.
Sin embargo, el deporte es más que eso. Es, una forma de entretenimiento y esparcimiento sano. Una manera de expresar nuestras emociones y, una forma de controlar el ocio, sobre todo en una edad crucial como lo es la pre adolescencia y la adolescencia misma.
Pero, las políticas públicas dedicadas a este rubro poco caso hacen de las demandas de los jóvenes, quienes exponen los puntos anteriores. Cuantas jóvenes y sus respectivas familias podrían en estos momentos visualizar su presente y su futuro muy diferente, a través de un poco de mayor interés de los gobiernos hacia el deporte.
No quiere decir que el deporte en si, nos resuelva la vida a millones de jóvenes mexicanos, pero si, ayudaría el hecho que, ante la falta de oportunidades de trabajo, de escuelas y de los consecuentes estudios, pudiéramos tener un paliativo en lugares o centros en donde sin costo pudiéramos despejar la mente practicando un deporte, el que sea.
Asistir a un gimnasio es costoso, aún los mas baratos. Ni que decir de inscribirse a clubes, de practicar el nado en una costosa piscina.
Recuerdo en mi niñez, en mi nativa Chetumal, cuando se construyeron gimnasios al aire libre. Justamente en el boulevard, a orillas de la bahía de Chetumal, por cierto santuario de un Manatí que ha dejado de existir o al menos acercarse a la orilla de este.
A lo largo de los años, esos “gimnasios” al aire libre, se han ido deteriorando hasta el grado de que fueron imposibles de utilizar por el peligro de cortarse o infectarse con el material cortante y oxidado. No tengo idea si en este momento se les da mantenimiento o si ya desaparecieron del todo. Mis paseos en Chetumal, la antes tranquila capital del estado, son cada vez más escasos. La falta de oportunidades laborales y educativas, nos obligaron a semi emigrar de mi tierra y la de mis ancestros.
Como apasionado del deporte de la “patada”, como hijo de un gran futbolista y deportista nato de Chetumal, de un hermano aficionado al deporte y de una familia que hizo historia con el futbol de antaño en Quintana Roo, siempre he soñado en que en mi estado, cuente con un equipo con jugadores nativos a nivel profesional. Hay tantos. Por lo menos me conformaría con que estos jugadores de “patio”, de barrios, de “pie”, cuenten con el apoyo incondicional, pero, ya sé…solo es un sueño. Ni hablar.
Y no solo es cuestión de hablar de Chetumal, allá nos la arreglamos. Me refiero a todo el estado en sí, en Playa del Carmen, en Cancún, en las regiones, en las zonas rurales. Abarca tanto.
Sin embargo, el deporte es más que eso. Es, una forma de entretenimiento y esparcimiento sano. Una manera de expresar nuestras emociones y, una forma de controlar el ocio, sobre todo en una edad crucial como lo es la pre adolescencia y la adolescencia misma.
Pero, las políticas públicas dedicadas a este rubro poco caso hacen de las demandas de los jóvenes, quienes exponen los puntos anteriores. Cuantas jóvenes y sus respectivas familias podrían en estos momentos visualizar su presente y su futuro muy diferente, a través de un poco de mayor interés de los gobiernos hacia el deporte.
No quiere decir que el deporte en si, nos resuelva la vida a millones de jóvenes mexicanos, pero si, ayudaría el hecho que, ante la falta de oportunidades de trabajo, de escuelas y de los consecuentes estudios, pudiéramos tener un paliativo en lugares o centros en donde sin costo pudiéramos despejar la mente practicando un deporte, el que sea.
Asistir a un gimnasio es costoso, aún los mas baratos. Ni que decir de inscribirse a clubes, de practicar el nado en una costosa piscina.
Recuerdo en mi niñez, en mi nativa Chetumal, cuando se construyeron gimnasios al aire libre. Justamente en el boulevard, a orillas de la bahía de Chetumal, por cierto santuario de un Manatí que ha dejado de existir o al menos acercarse a la orilla de este.
A lo largo de los años, esos “gimnasios” al aire libre, se han ido deteriorando hasta el grado de que fueron imposibles de utilizar por el peligro de cortarse o infectarse con el material cortante y oxidado. No tengo idea si en este momento se les da mantenimiento o si ya desaparecieron del todo. Mis paseos en Chetumal, la antes tranquila capital del estado, son cada vez más escasos. La falta de oportunidades laborales y educativas, nos obligaron a semi emigrar de mi tierra y la de mis ancestros.
Como apasionado del deporte de la “patada”, como hijo de un gran futbolista y deportista nato de Chetumal, de un hermano aficionado al deporte y de una familia que hizo historia con el futbol de antaño en Quintana Roo, siempre he soñado en que en mi estado, cuente con un equipo con jugadores nativos a nivel profesional. Hay tantos. Por lo menos me conformaría con que estos jugadores de “patio”, de barrios, de “pie”, cuenten con el apoyo incondicional, pero, ya sé…solo es un sueño. Ni hablar.
Y no solo es cuestión de hablar de Chetumal, allá nos la arreglamos. Me refiero a todo el estado en sí, en Playa del Carmen, en Cancún, en las regiones, en las zonas rurales. Abarca tanto.
Sin embargo, hoy tengo nuevas esperanzas. Tenemos un gobierno joven, liderado por un joven político que por esa razón comprende nuestras inquietudes y debilidades. Un joven que quizá como yo, hace algunos años se preguntaba lo mismo que hoy, me cuestiono. Un joven que es, además quintanarroense. Que nació con el aire de mar de la tierra de sus ancestros y que creció con las inquietudes que hoy, yo tengo. Tengo confianza en el.
Tengo confianza en que su gobierno sea diferente. Que como joven y quintanarroense comprenda y valore el desempleo que vivimos los jóvenes profesionistas, el futuro incierto que visualizamos y el amor que tenemos por nuestra tierra. Una tierra que fue forjada por todos, es cierto de aquí y de allá pero, que nuestros padres, abuelos y más allá de esas generaciones, crearon con el fin de heredarnos un patrimonio que hoy, pocos quintanarroenses tienen acceso. Pero, tengo confianza y creo en el gobernador por el que voté, el que elegí y por el que espero, aún muchas cosas más.
Tengo confianza en que su gobierno sea diferente. Que como joven y quintanarroense comprenda y valore el desempleo que vivimos los jóvenes profesionistas, el futuro incierto que visualizamos y el amor que tenemos por nuestra tierra. Una tierra que fue forjada por todos, es cierto de aquí y de allá pero, que nuestros padres, abuelos y más allá de esas generaciones, crearon con el fin de heredarnos un patrimonio que hoy, pocos quintanarroenses tienen acceso. Pero, tengo confianza y creo en el gobernador por el que voté, el que elegí y por el que espero, aún muchas cosas más.