La neuroplasticidad, los intereses mediáticos y sus efectos.
En todo caso, ojalá haya un día en que la noticia de Camila Sánchez Chávez, una niña mexicana de Querétaro, que teniendo 9 añitos ganó la tercera edición del Concurso Internacional de Dibujo sobre Equidad de Género, convocado por la Unión Europea en el 2010, genere un impacto mediático internacional como en los otros desafortunados casos. Espero que sí.
Lunes 05 de Septiembre de 2011 hrs.
Esta semana ocurrió en Argentina un evento con un fuerte impacto mediático, de esas noticias que traspasan las fronteras y son presentadas en una multitud de periódicos y noticieros del mundo: Una niña desaparecida apareció muerta.
Se llamaba Candela, tenía 11 años, y después de 9 días desaparecida, el miércoles 30 de agosto su cuerpo fue finalmente encontrado pero ya sin vida. Este caso llamó mi atención porque me lo habían comentado y luego lo vi en el periódico como una noticia importante en la sección internacional.
Eso me llevó a pensar en los diversos casos con efectos mediáticos de alcance internacional de niñas desaparecidas, cómo el caso de la niña Madeleine en Portugal en mayo de 2007, archivado sin ser resuelto, o el de Mari Luz en Huelva en enero del 2008, cuyo juicio contra el acusado inició en febrero de este año, o el de Paulette en el Estado de México en marzo del 2010, finalmente hallada en el mismo departamento donde vivía. Y así podríamos continuar con la lista.
Es de resaltar cómo es que este tipo de casos alcanzan estos niveles mediáticos, y sin dejar de condenar todas estas acciones de violencia, me detengo a pensar si además del deseo genuino de proveer de cobertura en los medios a la terrible y desafortunada desaparición de alguien, se esconde un interés comercial. Los medios son, finalmente, un negocio.
Las razones que hacen que un caso sea mediático y que otro no lo sea no están nada claras, y es que muchísima gente, niños, niñas, jóvenes o adultos desaparecen todos los días; sin embargo son pocos los que llaman la atención de los medios. Sin embargo, cuando esto ocurre, entonces es cuando se inicia el fenómeno. Pareciera que dentro de las sociedades existe algún tipo de morbo que nos hace querer saber más de situaciones violentas o dramáticas.
Recuerdo una famosa revista en el DF que mostraba fotos realmente espeluznantes de personas envueltas en accidentes. La realidad es que neurociencia ha ido ayudando a demostrar y entender que la capacidad de plasticidad del cerebro hace que ciertas situaciones o eventos se conviertan en una droga. El Dr. Norman Doidge lo explica de manera excelsa en su libro ‘the brain that changes itself’.
Así pues, cabe preguntar si no estamos ante un escenario en el que los medios han contribuido de manera eficaz a acentuar las áreas del cerebro vinculadas al morbo para así vender más. Vendo y promuevo noticias con morbo, de esta manera acentúo las áreas del cerebro relacionadas con ello, y vendo más. Y así continua el ciclo.
Se llamaba Candela, tenía 11 años, y después de 9 días desaparecida, el miércoles 30 de agosto su cuerpo fue finalmente encontrado pero ya sin vida. Este caso llamó mi atención porque me lo habían comentado y luego lo vi en el periódico como una noticia importante en la sección internacional.
Eso me llevó a pensar en los diversos casos con efectos mediáticos de alcance internacional de niñas desaparecidas, cómo el caso de la niña Madeleine en Portugal en mayo de 2007, archivado sin ser resuelto, o el de Mari Luz en Huelva en enero del 2008, cuyo juicio contra el acusado inició en febrero de este año, o el de Paulette en el Estado de México en marzo del 2010, finalmente hallada en el mismo departamento donde vivía. Y así podríamos continuar con la lista.
Es de resaltar cómo es que este tipo de casos alcanzan estos niveles mediáticos, y sin dejar de condenar todas estas acciones de violencia, me detengo a pensar si además del deseo genuino de proveer de cobertura en los medios a la terrible y desafortunada desaparición de alguien, se esconde un interés comercial. Los medios son, finalmente, un negocio.
Las razones que hacen que un caso sea mediático y que otro no lo sea no están nada claras, y es que muchísima gente, niños, niñas, jóvenes o adultos desaparecen todos los días; sin embargo son pocos los que llaman la atención de los medios. Sin embargo, cuando esto ocurre, entonces es cuando se inicia el fenómeno. Pareciera que dentro de las sociedades existe algún tipo de morbo que nos hace querer saber más de situaciones violentas o dramáticas.
Recuerdo una famosa revista en el DF que mostraba fotos realmente espeluznantes de personas envueltas en accidentes. La realidad es que neurociencia ha ido ayudando a demostrar y entender que la capacidad de plasticidad del cerebro hace que ciertas situaciones o eventos se conviertan en una droga. El Dr. Norman Doidge lo explica de manera excelsa en su libro ‘the brain that changes itself’.
Así pues, cabe preguntar si no estamos ante un escenario en el que los medios han contribuido de manera eficaz a acentuar las áreas del cerebro vinculadas al morbo para así vender más. Vendo y promuevo noticias con morbo, de esta manera acentúo las áreas del cerebro relacionadas con ello, y vendo más. Y así continua el ciclo.
En todo caso, ojalá haya un día en que la noticia de Camila Sánchez Chávez, una niña mexicana de Querétaro, que teniendo 9 añitos ganó la tercera edición del Concurso Internacional de Dibujo sobre Equidad de Género, convocado por la Unión Europea en el 2010, genere un impacto mediático internacional como en los otros desafortunados casos. Espero que sí.