Solidaridad recupera su corona tricolor
Miércoles 17 de Julio de 2013 hrs.
La lectura que manda la celebración de los líderes, militancia, alcaldes y legisladores locales electos priistas en Playa del Carmen, ante su triunfo en la pasada contienda electoral, tiene un significado importante y sólido: Solidaridad se alza de nueva cuenta como bastión tricolor.
Así lo demostró en las pasadas elecciones en donde las cifras arrojaron números significativos luego de la contienda electoral en ese municipio, en donde el alcalde y legislador electo Mauricio Góngora y José Luis “Chanito” Toledo, demostraron músculo al arrasar a la oposición, quien, sin presencia y sin nada que hacer, se sentó a contemplar el trabajo de la “ola roja” con el solo pensamiento de alcanzar las pluris tanto en el cabildo del nuevo gobierno solidarense, así como una curul en la nueva legislatura en el Congreso estatal, de “pechito”.
Roberto Borge, cumplió el cometido: lograr que las 10 alcaldías del territorio quintanarroense, se pintaran de rojo, así como en el Congreso, con lo cual su partido, el PRI, logrará la mayoría. Los partidos satélites que coadyuvaron en el triunfo hay que decir, que como siempre, se colgaron del PRI para poder sostenerse en la cumbre política en Quintana Roo.
Un triunfo tricolor que tuvo su pequeñísimo punto negro, con la pérdida de la candidata a diputada local en Cozumel. Un hecho al que los análisis “concienzudos” de varios columnistas le achacan a todo y a todos, y que solamente se debió a la falta de trabajo político y popularidad, el fuego amigo producido precisamente por esa inmadurez y poca lealtad partidista y la excesiva confianza en ir de la mano de Fredy Marrufo, el triunfador alcalde electo de Cozumel, quien goza de una excelente imagen y aceptación entre los cozumeleños.
Atribuir esa pérdida solo y exclusivamente a una falta de nativismo o a los yerros del actual presidente municipal de Cozumel, Aurelio Joaquín, resulta risibles por varias razones de peso.
Ciertamente, Aurelio Joaquín pasó por situaciones personales que deterioró notablemente su imagen. No señalarlo y ocultarlo, en nada lo ayuda, como tampoco lo hace el no admitir que uso una forma poco ortodoxa de conducirse en el manejo de su agenda política, que no económica.
Esta última, fue la herencia de un deterioro financiero que fue arrastrando quizá desde 3 trienios anteriores, que dejaron las arcas y finanzas municipales vacías. Vaya pues, tendría que haber sido mago para lograr éxito financiero.
En todo caso, la ciudadanía habría otorgado el voto de “castigo” para Fredy Marrufo, el cual logró el triunfo holgadamente, a pesar de los altos índices de abstencionismo en la isla del Golondrinas, gracias a su carisma, trabajo político y social y, sin duda simpatía.
Por otro lado, hablar de vendetas y cobros a largo plazo por la derrota de una chetumaleña en Cozumel, es tan falso como irreal. Primeramente porque el problema radica en situaciones de imagen, trabajo político y popularidad y, tanto en Cozumel como en Chetumal, el resultado hubiera sido el mismo.
Cierto es que la sociedad cozumeleña –como la chetumaleña- suele ser círculos cerrados pero, aquí esos “círculos sociales” no arrojan el total de los electores que decidieron no votar por esa candidata.
Aunque, sin duda, la trayectoria de su vida personal, sobre todo en la isla, pesó en algunos sectores.
Pero, más allá de todos, el mensaje que envió la militancia priista cozumeleña fue, quizá que la imposición de candidatos no se acatará. Cuando los priistas buscan la victoria, la encuentran y aquí, no se buscó.
Por otro lado, peso las diferencias entre la candidata priista para una diputación local en la isla y miembros de esa militancia en la isla, así como con el propio candidato a la presidencia municipal, demostrando que no solo con el “dedo” se logra el triunfo.
Pero fuera de todo análisis y desavenencias, de críticas y denuncias, de golpeteos y marrullerías de todos los partidos, de desvelos y la lluvia de apoyo y recursos y del alto índice de abstencionismo en el estado, el esbozo de la sonrisa de Borge no se la quita nadie. Rendirá buenas cuentas ante el priismo nacional y, aunque no se olvida ni se borra la derrota pasada en las elecciones para presidente de México, lo cierto es logra que mitigue el pasado.
Ahora, resta esperar a que tanto calor humano y promesas de campaña no se queden solo en eso, las facturas no pagadas se podrían cobrar a futuro de nueva cuenta, legándole un pesado legado a quien pretenda suceder a Roberto Borge en la siguiente campaña electoral hacia la gubernatura.
Un candidato que, tendrá que lidiar además de lo que conlleva esa “carga”, con el gran triunfador fantasmal que ensombrece siempre en los resultados: el abstencionismo. Un candidato no requerido que, invisible y mudo pero palpable, demostró con números, la indiferencia electoral en Quintana Roo y la poca civilidad ciudadana que impedirá a los quintanarroenses exigir, lo que no eligió.. Pero, como diría Sir. Winston Churchil con su clásica flema y humor inglés..Tras un recuento electoral, sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores...
Así lo demostró en las pasadas elecciones en donde las cifras arrojaron números significativos luego de la contienda electoral en ese municipio, en donde el alcalde y legislador electo Mauricio Góngora y José Luis “Chanito” Toledo, demostraron músculo al arrasar a la oposición, quien, sin presencia y sin nada que hacer, se sentó a contemplar el trabajo de la “ola roja” con el solo pensamiento de alcanzar las pluris tanto en el cabildo del nuevo gobierno solidarense, así como una curul en la nueva legislatura en el Congreso estatal, de “pechito”.
Roberto Borge, cumplió el cometido: lograr que las 10 alcaldías del territorio quintanarroense, se pintaran de rojo, así como en el Congreso, con lo cual su partido, el PRI, logrará la mayoría. Los partidos satélites que coadyuvaron en el triunfo hay que decir, que como siempre, se colgaron del PRI para poder sostenerse en la cumbre política en Quintana Roo.
Un triunfo tricolor que tuvo su pequeñísimo punto negro, con la pérdida de la candidata a diputada local en Cozumel. Un hecho al que los análisis “concienzudos” de varios columnistas le achacan a todo y a todos, y que solamente se debió a la falta de trabajo político y popularidad, el fuego amigo producido precisamente por esa inmadurez y poca lealtad partidista y la excesiva confianza en ir de la mano de Fredy Marrufo, el triunfador alcalde electo de Cozumel, quien goza de una excelente imagen y aceptación entre los cozumeleños.
Atribuir esa pérdida solo y exclusivamente a una falta de nativismo o a los yerros del actual presidente municipal de Cozumel, Aurelio Joaquín, resulta risibles por varias razones de peso.
Ciertamente, Aurelio Joaquín pasó por situaciones personales que deterioró notablemente su imagen. No señalarlo y ocultarlo, en nada lo ayuda, como tampoco lo hace el no admitir que uso una forma poco ortodoxa de conducirse en el manejo de su agenda política, que no económica.
Esta última, fue la herencia de un deterioro financiero que fue arrastrando quizá desde 3 trienios anteriores, que dejaron las arcas y finanzas municipales vacías. Vaya pues, tendría que haber sido mago para lograr éxito financiero.
En todo caso, la ciudadanía habría otorgado el voto de “castigo” para Fredy Marrufo, el cual logró el triunfo holgadamente, a pesar de los altos índices de abstencionismo en la isla del Golondrinas, gracias a su carisma, trabajo político y social y, sin duda simpatía.
Por otro lado, hablar de vendetas y cobros a largo plazo por la derrota de una chetumaleña en Cozumel, es tan falso como irreal. Primeramente porque el problema radica en situaciones de imagen, trabajo político y popularidad y, tanto en Cozumel como en Chetumal, el resultado hubiera sido el mismo.
Cierto es que la sociedad cozumeleña –como la chetumaleña- suele ser círculos cerrados pero, aquí esos “círculos sociales” no arrojan el total de los electores que decidieron no votar por esa candidata.
Aunque, sin duda, la trayectoria de su vida personal, sobre todo en la isla, pesó en algunos sectores.
Pero, más allá de todos, el mensaje que envió la militancia priista cozumeleña fue, quizá que la imposición de candidatos no se acatará. Cuando los priistas buscan la victoria, la encuentran y aquí, no se buscó.
Por otro lado, peso las diferencias entre la candidata priista para una diputación local en la isla y miembros de esa militancia en la isla, así como con el propio candidato a la presidencia municipal, demostrando que no solo con el “dedo” se logra el triunfo.
Pero fuera de todo análisis y desavenencias, de críticas y denuncias, de golpeteos y marrullerías de todos los partidos, de desvelos y la lluvia de apoyo y recursos y del alto índice de abstencionismo en el estado, el esbozo de la sonrisa de Borge no se la quita nadie. Rendirá buenas cuentas ante el priismo nacional y, aunque no se olvida ni se borra la derrota pasada en las elecciones para presidente de México, lo cierto es logra que mitigue el pasado.
Ahora, resta esperar a que tanto calor humano y promesas de campaña no se queden solo en eso, las facturas no pagadas se podrían cobrar a futuro de nueva cuenta, legándole un pesado legado a quien pretenda suceder a Roberto Borge en la siguiente campaña electoral hacia la gubernatura.
Un candidato que, tendrá que lidiar además de lo que conlleva esa “carga”, con el gran triunfador fantasmal que ensombrece siempre en los resultados: el abstencionismo. Un candidato no requerido que, invisible y mudo pero palpable, demostró con números, la indiferencia electoral en Quintana Roo y la poca civilidad ciudadana que impedirá a los quintanarroenses exigir, lo que no eligió.. Pero, como diría Sir. Winston Churchil con su clásica flema y humor inglés..Tras un recuento electoral, sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores...