Steve Jobs, ¿un genio que no pudo escapar de su destino?
Domingo 09 de Octubre de 2011 hrs.
El pasado 5 de octubre murió Steve Jobs, un nombre muy familiar para aquellos inmersos en la ola digital y, más aún, de aquellos que gustan los aparatos de la marca Apple, pues su fundador. Esta empresa vende computadoras, teléfonos y sistemas de música y, llevada de la mano de Jobs, ha alcanzado niveles estratosféricos en ventas y capital, llegando incluso a estar al nivel de Microsoft (que se hizo inmensa vendiendo el sistema operativo en el cual millones de computadoras en todo el mundo funcionan todos los días).
 
El, junto con Bill Gates, fundador de Microsoft, son dos nombres que siempre estarán vinculados con las computadoras y con diversos componentes electrónicos que ahora son tan comunes en el día a día, como son teléfonos celulares, MP3s o laptops.
 
No cabe ninguna duda que Jobs era un genio de la mercadotécnica, que fue capaz de llevar a Apple, en pocos años, de ser una empresa con problemas financieros a ser una de las empresas más potentes del sector. Y es que al usar una computadora que tiene Windows y luego usar una de la marca Apple (las llamadas Mac) se nota inmediatamente que en Apple se toma muy en cuenta la comodidad del usuario y se busca, con sus productos, brindarle la mejor experiencia. Igualmente se nota una diferencia descomunal tan pronto se pone un pie en una tienda Apple. Así fue como llego a vender millones de Macs, iPads y IPhones. Realmente un verdadero genio del llamado marketing.
 
Steve Jobs tenía 56 años cuando finalmente perdió una larga batalla, que había estado librando desde el 2004, contra el cáncer de páncreas (curiosamente, Bill Gates también nació en 1955, se llevaban medio año entre ellos). Paralelamente al encumbramiento de Apple en los negocios, su salud había estado sujeta a diversos problemas, que incluía un trasplante de hígado en el 2009.
 
Igualmente, en el ambiente familiar, había cosas que no pintaban tan bien. Steve Jobs había sido adoptado y se conoce que nunca logró tener realmente una armonía en su vida familiar. Se sabe que realmente no tuvo una relación con sus padres biológicos y también que tuvo una hija que no quiso reconocer sino hasta después de un juicio.
 
Solo se puede suponer, pero el hecho de esa falta de armonía podría tener alguna conexión con su muerte a tan temprana edad. Y esa conexión tiene que ver con el equilibrio existente en los sistemas familiares.
 
Aunque ya conocido desde los años 60 por gente como Murray Bowen, Virginia Satir o Alejandro Jodorowsky, no fue sino hasta este siglo que dicho concepto fue más difundido por gente como Bert Hellinger o Anne Schützenberger con sus trabajos relacionados con constelaciones familiares y genosociogramas. Todos ellos tratan de los efectos que una condición de falta de armonía en un sistema familiar puede llegar a tener en un individuo. Se plantea que si no hay armonía diversas condiciones adversas pueden ocurrir en los miembros de un sistema.
 
Yo mismo he visto como en muchas ocasiones hay dinámicas escondidas que están relacionadas con eventos dramáticos, los cuales en vez de ser vistos como un enemigo, podrían muy bien ser vistos como la expresión más nítida de una falta de armonía.
 
Esto sería como pensar que un coche es un sistema y que las ruedas están desbalanceadas; entonces lo normal es que el coche vibre, lo que a su vez puede afectar a otros componentes. Esto es: problemas de algunos elementos del sistema afectan a otros elementos. La verdad es que finalmente no nos podemos escapar de estar interrelacionados. Otros ejemplos podrían ser los de la familia Kennedy o Marilyn Monroe, con gran notoriedad por dramáticas situaciones familiares.
 
Ciertamente no podemos más que suponerlo, pero en todo caso, e independientemente de cualquier cosa que puedan haber detrás de su prematura partida, quisiera decir: descansa en paz Steve Jobs, la próxima vez que use una Apple, escribiré un ‘qué bien se siente al escribir en una Mac’ en tu honor.
Seguro que sí. 
 
Ulises Diego
www.rehuba.org
www.rutasdesalida.com
columna@udiego.com