Viajeros de la tercera edad y minusvalidos a la cola
Lunes 29 de Abril de 2013 hrs.
Si usted ha tenido la oportunidad de viajar hacia algunos países de Europa y/o de Estados Unidos se dará cuenta de la brecha que separa a los aeropuertos de varias capitales de países del mundo, con los de México. Por supuesto se encontrará también con sorpresas que ubicarán a algunos aeropuertos internacionales de esas ciudades, que pensará que los que se encuentran en nuestro país, México, no tienen nada que envidiarle.
Esa sería la idea menos desafortunada al comparar nuestros aeropuertos con los de los llamados del primer mundo. Sin embargo, aquí la realidad y el análisis son en otro contexto.
Y, dejando afuera al aeropuerto internacional de México y, a varios otros de gran importancia en el país, enfoquémonos a lo que tenemos en casa: el aeropuerto Internacional de Cancún. Un aeropuerto reconocido a nivel internacional, porque hasta ahí, llegan turistas de toda la orbe para disfrutar las playas y bellezas no solo de Cancún, sino de destinos catalogados entre los mejores como lo es la Riviera Maya y hasta Cozumel.
Por ello, no se explica, como es posible que el propio aeropuerto, las líneas aéreas nacionales e internacionales, no tengan un trato preferente con los viajeros de la tercera edad y los de capacidades diferentes. Pensando mal, podía decirse que el valor del pasajero ya no es el mismo dentro del comercio aéreo.
Tanto los pasajeros de la tercera edad, como los minusválidos, ostentan su 50 por cierto de ley, lo que hace poco atractivo esa clase de turismo a nuestra entidad, ante los ojos de quienes se encargan de vender, comercializar y hasta transportar a estos ciudadanos en su llegada e ida.
La queja al parecer es generalizada, sin hacer eco, hasta ahora en ninguna autoridad aeroportuaria, o línea aérea.
Ciertamente, los jubilados nacionales no perciben ni en sueños, lo mismo que sus homólogos del vecino país del norte o incluso –a pesar de la crsis-, de varios países europeos. Pero su dinero vale y su presencia cuenta.
En la vorágine del comercio, de las fianzas, de los negocios, de la competitividad y de muchos intereses financieros, vamos dejando de lado, algunos valores que la vida, tarde o temprano irá cobrando factura a los que hoy, ostentan una juventud y salud que el tiempo y las circunstancias, cambian con el paso de los años.
Esa sería la idea menos desafortunada al comparar nuestros aeropuertos con los de los llamados del primer mundo. Sin embargo, aquí la realidad y el análisis son en otro contexto.
Y, dejando afuera al aeropuerto internacional de México y, a varios otros de gran importancia en el país, enfoquémonos a lo que tenemos en casa: el aeropuerto Internacional de Cancún. Un aeropuerto reconocido a nivel internacional, porque hasta ahí, llegan turistas de toda la orbe para disfrutar las playas y bellezas no solo de Cancún, sino de destinos catalogados entre los mejores como lo es la Riviera Maya y hasta Cozumel.
Por ello, no se explica, como es posible que el propio aeropuerto, las líneas aéreas nacionales e internacionales, no tengan un trato preferente con los viajeros de la tercera edad y los de capacidades diferentes. Pensando mal, podía decirse que el valor del pasajero ya no es el mismo dentro del comercio aéreo.
Tanto los pasajeros de la tercera edad, como los minusválidos, ostentan su 50 por cierto de ley, lo que hace poco atractivo esa clase de turismo a nuestra entidad, ante los ojos de quienes se encargan de vender, comercializar y hasta transportar a estos ciudadanos en su llegada e ida.
La queja al parecer es generalizada, sin hacer eco, hasta ahora en ninguna autoridad aeroportuaria, o línea aérea.
Ciertamente, los jubilados nacionales no perciben ni en sueños, lo mismo que sus homólogos del vecino país del norte o incluso –a pesar de la crsis-, de varios países europeos. Pero su dinero vale y su presencia cuenta.
En la vorágine del comercio, de las fianzas, de los negocios, de la competitividad y de muchos intereses financieros, vamos dejando de lado, algunos valores que la vida, tarde o temprano irá cobrando factura a los que hoy, ostentan una juventud y salud que el tiempo y las circunstancias, cambian con el paso de los años.