Vigésimo aniversario del golpe de estado ruso
Lunes 22 de Agosto de 2011 hrs.
El pasado 19 de agosto se cumplió el vigésimo aniversario del fallido golpe de estado ruso contra las reformas que estaba haciendo Mijail Gorbachov en ese entonces en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Sovieticas), en la llamada perestroika (reconstrucción).
Ese día los golpistas aislaron a Gorbachov y declararon que Gorbachov no podía gobernar por motivos de salud, por lo que se había creado un comité para el estado de emergencia. Tanques militares tomaron las calles de Moscú y se inició un asedio contra el parlamento. Entonces es cuando sale a resurgir la imagen de Boris Yeltsin subido en un tanque dirigiéndose al pueblo ruso, proclamando su rechazo al golpe que se estaba produciendo.
Finalmente los golpistas no pudieron cumplir su cometido y tres días después, el 22 de agosto de 1991, Gorbachov regresó al poder. Posteriormente dimitió y fue sucedido por, ya entonces muy popular, Boris Yeltsin. Ese fue también el inicio de desmembramiento de la URSS, pues las repúblicas soviéticas fueron proclamando su independencia una tras otra.
Según la wikipedia, un golpe de estado (del francés coup d'État) es la toma del poder político, de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado.
No lo podría decir mejor. A lo largo de la historia ha habido multitud de golpes de estado en todo el mundo con diversos resultados. Algunos fallidos muy recientes, como el del 2002 en Venezuela contra el presidente Hugo Chavez, quien a su vez había comandado otro golpe fallido en 1992 contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Ha habido otros exitosos como el de Augusto Pinochet en 1973 en Chile, quien desde su cargo de comandante en jefe del Ejército de Chile, participó en un golpe de Estado que acabó derrocando al gobierno de Salvador Allende. Hay otros que han marcado el inicio de cruentas guerras civiles, como el golpe ocurrido entre el 17 y el 20 de julio de 1936 en España, que desencadenó la guerra civil Española que duró hasta 1939.
Ciertamente son terribles los resultados que pueden ocurrir de un golpe de estado, particularmente cuando éste es exitoso, pues violentos desequilibrios ocurren en todos los ámbitos. En México, afortunadamente ya han pasado muchas décadas desde que efectos de este tipo se hayan visto.
Nos tendríamos que remontar a 1913, cuando un golpe de estado de Victoriano Huerta ocurrido entre el 9 y el 19 de febrero –la llamada decena trágica- culminó con el derrocamiento y el asesinato de Francisco I. Madero y de José María Pino Suárez, presidente y vicepresidente de la república. Posteriormente, cuando Venustiano Carranza queda como presidente y se promulga la actual constitución y se fuma la pipa de la paz entre los mandos militares y el gobierno.
Eventualmente nace el partido único PRI, que seguramente tenía muchos defectos, pero tuvo el gran acierto de ganarse y mantener la lealtad de los militares, así que no se volvieron a dar golpes de estado. Esperemos que las cosas sigan así, por muchos, muchísimos, años más.
Ese día los golpistas aislaron a Gorbachov y declararon que Gorbachov no podía gobernar por motivos de salud, por lo que se había creado un comité para el estado de emergencia. Tanques militares tomaron las calles de Moscú y se inició un asedio contra el parlamento. Entonces es cuando sale a resurgir la imagen de Boris Yeltsin subido en un tanque dirigiéndose al pueblo ruso, proclamando su rechazo al golpe que se estaba produciendo.
Finalmente los golpistas no pudieron cumplir su cometido y tres días después, el 22 de agosto de 1991, Gorbachov regresó al poder. Posteriormente dimitió y fue sucedido por, ya entonces muy popular, Boris Yeltsin. Ese fue también el inicio de desmembramiento de la URSS, pues las repúblicas soviéticas fueron proclamando su independencia una tras otra.
Según la wikipedia, un golpe de estado (del francés coup d'État) es la toma del poder político, de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado.
No lo podría decir mejor. A lo largo de la historia ha habido multitud de golpes de estado en todo el mundo con diversos resultados. Algunos fallidos muy recientes, como el del 2002 en Venezuela contra el presidente Hugo Chavez, quien a su vez había comandado otro golpe fallido en 1992 contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Ha habido otros exitosos como el de Augusto Pinochet en 1973 en Chile, quien desde su cargo de comandante en jefe del Ejército de Chile, participó en un golpe de Estado que acabó derrocando al gobierno de Salvador Allende. Hay otros que han marcado el inicio de cruentas guerras civiles, como el golpe ocurrido entre el 17 y el 20 de julio de 1936 en España, que desencadenó la guerra civil Española que duró hasta 1939.
Ciertamente son terribles los resultados que pueden ocurrir de un golpe de estado, particularmente cuando éste es exitoso, pues violentos desequilibrios ocurren en todos los ámbitos. En México, afortunadamente ya han pasado muchas décadas desde que efectos de este tipo se hayan visto.
Nos tendríamos que remontar a 1913, cuando un golpe de estado de Victoriano Huerta ocurrido entre el 9 y el 19 de febrero –la llamada decena trágica- culminó con el derrocamiento y el asesinato de Francisco I. Madero y de José María Pino Suárez, presidente y vicepresidente de la república. Posteriormente, cuando Venustiano Carranza queda como presidente y se promulga la actual constitución y se fuma la pipa de la paz entre los mandos militares y el gobierno.
Eventualmente nace el partido único PRI, que seguramente tenía muchos defectos, pero tuvo el gran acierto de ganarse y mantener la lealtad de los militares, así que no se volvieron a dar golpes de estado. Esperemos que las cosas sigan así, por muchos, muchísimos, años más.